Intento volver a la carga y ya de pleno en las tareas otoñales, laborales y escolares. Corriendo de un lado para otro, adaptando horarios, procurando sacarle al día todo el jugo, llegando a la noche como una especie de mutación de mi misma, pero en plan "me duermo por las esquinas" y en estado constante de ansiedad porque "NO ME DA TIEMPO A TODO", jajaja!!
Al lío, en el baúl tengo muchas recetas guardadas, esperando las pobres a que les quite el moho, así que vamos a ir poco a poco. Como siempre son sencillas, la mayoría conocidas y todas ellas agradecidas, que eso es lo importante, que nos entretengan lo justo y que nos hagan disfrutar al máximo.
Empiezo con una receta muy sencilla y muy buena, de las que a mi me gustan, de esas a las que acudir cuando no sabes que comer o necesitas una tapa, un entrante o un detalle con alguna visita.
Además para este plato se utiliza uno de los condimentos que más me gustan, el comino.
INGREDIENTES
- 4 pimientos rojos grandes
- 1 chorro muy muy generoso de aceite de oliva virgen extra
- 1/2 cucharada de postre de sal
- 1/3 cucharada de postre de comino en grano
- 1 diente de ajo
PREPARACIÓN
Echamos un buen chorro de aceite en una bandeja de horno, yo utilizo una ovalada de pirex, y colocamos los pimientos. Les echamos un buen chorro de aceite de oliva virgen extra por encima, sin miedo y colocamos en el horno. No es necesario precalentar. ponemos el horno arriba y abajo. Y mantenemos los pimientos durante 50 minutos más o menos a 180º-200º, todo depende de vuestro horno. Ya sabéis que es básico conocer nuestro horno porque así nos evitará muchos problemas y le sacaremos mucho mas partido.
Mientras se hacen los pimientos (importantes vigilarlos y si se tuestan mucho por arriba darles la vuelta para que se hagan bien por todos los lados) ponemos en el mortero el ajo y la sal y majamos. Después añadimos al majado los cominos.
Cuando estén terminados los pimientos los reservamos hasta que se enfríen, tapados, para que se les quite la piel con facilidad.
Después de pelarlos o bien los cortamos en tiras con las manos o con unas tijeras. El jugo que nos ha quedado de asar los pimientos lo colamos en el majado y lo echamos de nuevo en la fuente en la que tengamos los pimientos cortados a tiras.
Esta es la receta sencilla que ha hecho mi madre en casa toda la vida pero sabéis que existen muchas variaciones, añadiendo una buena melva en aceite o una poquita de cebolla picada o huevo cocido cortado a trocitos.
Disfrutadla!!